Cuando hace sol, al menos en Bogotá, es un calor picante, agudo, “sabanero” dirían algunos; que afecta cualquier tarea y cualquier aparato, entre ellos nuestro teléfono, que muchas veces dejamos a pleno rayo del astro luminoso ignorando se puede hacer más lento debido a esto.
“Las altas temperaturas afectan a todos los equipos electrónicos”, afirmó el ingeniero del Centro de Estudios e Investigaciones Técnicas (CEIT), Héctor Solar, quien dice además que en los teléfonos, el calor puede estropear el chip, la batería... “y al final todo repercute en el rendimiento general del móvi”, apunta el experto.
¿Qué hacer? Pues fácil, no dejar el «smartphone» al sol ya que esto afecta el funcionamiento del móvil, que de por sí ya genera calor y “si añadimos el aumento de temperatura que provoca el sol, el teléfono corre un grave peligro”, asegura.
Incluso, subraya el experto, si sabemos que vamos a ir a un lugar donde hay mucho sol y no existe la posibilidad de dejar el teléfono bajo sombra, sencillamente es mejor dejarlo en casa.
Según Solar, la batería es la parte más sensible del teléfono y apenas soporta unos 60 grados, mientras que el resto de la electrónica ha sido diseñada para que aguante hasta los 100. “La batería es la asignatura aún pendiente de los fabricantes de móviles. Si esta se estropease por culpa del calor, ya no duraría ni un día”, manifiesta.
“La carcasa, por ejemplo, también se puede deformar. Es un elemento muy sensible al calor pero tiene menos importancia, ya que por muy poco dinero podemos reemplazarla, pero ¿y si el calor estropea el «corazón» del móvil tras una jornada larga de playa? nuestro 'smartphone' sería para tirar, afirma sin ninguna duda el ingeniero.
Para evitar posibles problemas, lo mejor es tener sentido común. «¿Tú saldrías a correr al mediodía un día de verano por Melgar o Miami? Lo más probable es que te dé un ataque de calor. Lo mismo hay que hacer con el teléfono: evitar situaciones de peligro», aconseja el experto.
