MARCO A. GONZÁLEZ SÁNCHEZ

En ese año, 1923, principia a funcionar la Universidad Libre. Lleva este nombre, porque ella no está sujeta a ningún otro órgano, tiene plena autonomía para actuar y está capacitada para desarrollar sus objetivos científicos. Su razón de ser es el libre pensamiento, lo que le da completa independencia de todo criterio sobrenatural. Como es lógico sus enseñanzas indudablemente se apartan de las que informaron los programas, en ese tiempo, de la Universidad oficial, de lo contrario habría sido inútil la creación de otro claustro. Por esa época la educación que proporcionaba el Estado, era puramente dogmática y confesional. La Libre, fiel a los principios expuestos en la carta trazada por Benjamín Herrera, los aplicó y en consecuencia vino para el país un mejor bienestar intelectual y cultural.
En el primer año en su Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, la acción en materia filosófica fue vital y de reconocida importancia, toda vez que comprendió los cursos de Biología, Psicología, Antropología, Medicina Legal y Psiquiatría. El profesor Francisco Arteaga Hernández, médico eminente dedicado al estudio profundo de la Filosofía, fue autor de dos excelentes obras de interés científico: Biología y Psicología. Como maestro determinista no tuvo par, fue educador de renombre, el aula en que dictaba sus conferencias era concurridísima y a ella acudían estudiantes de otras universidades, lo cual constituía un torneo académico que concluía generalmente con aplausos al profesor determinista. En este terreno de las ciencias filosóficas y naturales también sobresalía como profesor de relieve en los cursos de Antropología, Medicina Legal y Psiquiatría el conocido médico legista Pablo A Llinás, quien fuera autor del texto "Conferencias de Medicina Legal", y catedrático que se destacó como ameno profesor y maestro de gran categoría.
Respecto al Derecho Público, la cátedra de Ciencia Constitucional la regentaba el Presidente del Consejo Directivo de la Universidad el reconocido internacionalista, prestigioso hombre público y famoso parlamentario Antonio José Restrepo, lo cual significaba un verdadero orgullo para la Libre. Fui discípulo del profesor Restrepo y recuerdo que su clase la inició con estas palabras: "Esta cátedra la dedico a la memoria de mi maestro José María Rojas Garrido, el que humilló al cadalso en Colombia".
A fines de 1923, se produce la primera crisis académica en la Universidad. Deja de ser Rector de la Facultad de Derecho el Dr. Enrique Millán y es nombrado para sustituirlo el Doctor Miguel Arteaga Hernández (hermano de Francisco). Fue un acierto el nombramiento del Doctor Arteaga, ya que éste poseía excelentes cualidades para el cargo, pues desempeñaba a toda cabalidad la cátedra de Derecho Romano, era magistrado integérrimo y pulcro profesional. El Doctor Arteaga contribuyó al éxito científico de los estudios y llevó al profesorado a una nueva generación de juristas entre ellos Darío Echandía, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Eduardo Gacharná, José Joaquín Caicedo Castilla y Belisario Gómez B., lo que determinó que nuestra Facultad de Derecho fuese uno de los mejores centros de ciencia Jurídica. Constituye lo anterior, a grandes rasgos, un bosquejo de lo que fue la Universidad en su primer año de labores.

 

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