
Cátedra Gerardo Molina - 2015

Cátedra Gerardo Molina - 2013

Cátedra Gerardo Molina - 2002

Cátedra Gerardo Molina - 1991
La Universidad Libre desde 1997 ofrece al país un espacio de reflexión académica para la libertad. Un espacio en el que conferencistas de reconocido prestigio académico, analizan desde diferentes ámbitos problemas nacionales o internacionales que afectan a las sociedades, para que desde la academia se busquen soluciones a los mismos.
El propio nombre de la catedra, rinde homenaje a quien fuera su rector Gerardo Molina. Fue el doctor Molina primordialmente un luchador, creyó en la democracia social y se esforzó por entronizarla e implantarla en nuestro país. Idealista, soñador, nunca se cuidó o midió en la expresión de su pensamiento o en su alineación política. Liberal profundo se esmeró en afirmarse socialista nunca para mostrarse diferente. Lo hacía con sinceridad, con la rectitud que lo distinguió como rasgo máximo de su personalidad. Como investigador fue ejemplo de independencia y honestidad en el ejercicio de ese oficio tan escaso y poco reconocido en su época.
En Palabras de su fundador el Maestro Fernando D´Janon en su paso por la Rectoría de esta institución definió así este espacio de la Cátedra: “Foro permanente para la confrontación del pensamiento político, jurídico, filosófico y socio cultural; con el espíritu indeclinable de tomar al hombre como postulado y situarlo como fin último tanto en el plano histórico, al liberarlo de la servidumbre, de la irracionalidad en la autoridad social y robustecer la fe en sus propias fuerzas como en el plano existencial, negando la necesidad de un vínculo con una autoridad trascendente. Institución guiada en primer lugar, por el deseo de ayudar a restablecer la importancia de las ideas, venidas a menos ante la explosión del pragmatismo de estos días, y en segundo lugar por la convicción que tenemos acerca de la necesidad de llegar en nuestro país a la convergencia de diversas corrientes sociales y políticas que tengan una orientación democrática y progresista, única manera de iniciar en firme la reconstrucción nacional.
Por esta catedra han pasado más de 400 expositores en diversos temas, quienes han hecho posible esta cátedra, verdadera obra de trabajo intelectual de amigos queridos, entrañables y respetados por nuestra institución y por la sociedad internacional.
Objetivos de la Cátedra
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La Cátedra Gerardo Molina es un escenario privilegiado para la reflexión interdisciplinaria, a propósito de temas y problemáticas de indudable importancia en nuestra contemporaneidad.
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Estar a la vanguardia de las exigencias de la educación superior contemporánea trabajando por cultivar el espíritu cooperativo y la función social de acuerdo con las exigencias de las nuevas tendencias del conocimiento, siempre orientadas al servicio del bien social sobre la base de una concepción realista de la naturaleza biológica del hombre.
Desde muy temprano el proyecto de Molina presentó sus propios énfasis. La política de izquierda en los marcos de la tradición liberal fue la pasión de su vida. A diferencia del patrón dominante del marxismo de la época la experiencia soviética de Lenin y Stalin basada en la teoría del partido único y de la dictadura del proletariado, Molina defendió un socialismo en los marcos de la democracia. Desde un principio luchó por la pluralidad de partidos, por la organización sindical de obreros y campesinos y por las elecciones y defensa de las instituciones parlamentarias. El laborismo inglés y el ejemplo de transacción y acuerdo de Jean Jaurs en Francia a quien llamaba mi maestro en socialismo , nutrieron su pensamiento y orientaron su labor en el Congreso y su prédica en las plazas públicas.
Conquista general En uno y en otras abogó por transformaciones sociales que evitaran la violencia, el dolor humano y el hundimiento de las libertades. Siempre lo asistió una ética de la responsabilidad, aquella que exige del hombre de acción el examen de las consecuencias de sus decisiones. Si la función del dirigente es actuar en nombre de la comunidad, debe estar siempre atento a las tensiones entre medios y fines. Los políticos ajenos a esta preocupación no deberían asombrarse al encontrar que al deseo de superar una calamidad, unen otras que terminan haciendo del proceso revolucionario un holocausto y no propiamente el camino de la felicidad humana.
Estas ideas aparecen una y otra vez en sus artículos de prensa y en sus libros de teoría e historia políticas. Especialmente en Proceso y destino de la libertad (1955), un volumen que estudia la evolución de las libertades en Europa y su rumbo en los años que siguieron a la segunda guerra mundial. Allí presentó un programa socialista para Colombia donde hacía hincapié en la nacionalización de los servicios públicos, la participación del Estado en la gestión industrial a través del sistema de economía mixta, la entrega de las tierras a los campesinos y la redistribución del ingreso mediante impuestos crecientes. Pero todo eso se debería impulsar junto a una intensificación de las libertades, materia que no era asunto meramente burgués como lo pretendían algunos marxistas sino una conquista más general y amplia de la civilización.
El socialismo de Molina no tuvo mayor eco en su tiempo. La política colombiana estaba demasiado polarizada y la izquierda, representada por el acartonado partido comunista, se alimentaba piadosamente del ejemplo de la experiencia soviética. En sus supuestos teóricos defendía la toma del poder mediante el uso de la fuerza bajo la dirección de un comité central que se arrogaba la representación del proletariado. El mundo de las guerrillas le fue igualmente adverso, salvo cuando algunos grupos de alzados en armas negociaban la paz y se adentraban a la lucha política en los marcos de la democracia. En unos y en otros encontraba la omisión de la idea de participación, el olvido de los sufrimientos originados por el asalto revolucionario y la defensa explícita de la noción de violencia como partera de la historia.
Aventura liberal Pero Molina no fue solo un hombre de la política. También fue un administrador, un profesor y un investigador social. Entre 1944 y 1948 ocupó la rectoría de la Universidad Nacional, en la cual dejó una impronta que marcó el futuro de la universidad colombiana. Encontró que la división de los estudios superiores en tres facultades medicina, ingeniería y derecho no obedecía ya a los desarrollos del mundo moderno. Las complejidades de la vida económica, social y cultural exigían nuevas carreras y nuevas especialidades que promovieran la formación en campos como la economía, la psicología, las ciencias naturales, la filosofía y las matemáticas. Las profesiones liberales del siglo XIX anunciaban su agonía y los cambios en el aparato productivo demandaban la enseñanza de las ciencias y el desarrollo de la investigación para la explotación racional de los recursos.
A estas labores administrativas sumó el ejemplo del investigador. Molina escribió libros sobre teoría política, crítica social e historia de las ideas. Entre ellos sobresalen los volúmenes de Las ideas liberales en Colombia, donde explora el pensamiento y las luchas de una de las comunidades políticas más significativas en la historia nacional. Hoy en día es el mejor registro que se tiene de la aventura liberal en el país, no obstante que muchas de sus apreciaciones exigen un tratamiento más riguroso y sin duda menos efusivo. Aquí el partido liberal colombiano está en deuda con un pensador que nunca se sintió cómodo en sus filas, pero que sin quererlo terminó por rendirle el más efusivo homenaje a las ideas y estrategias que nutrieron la colectividad de Murillo Toro, Uribe Uribe, Gaitán y López Pumarejo. El libro de Molina creó a su vez la necesidad de una investigación de igual hondura sobre las ideas conservadoras, la otra cara de la política colombiana que permanece en la sombra y que apenas ha llamado la atención de los analistas sociales.
** Gonzalo Cataño es sociólogo. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional. Autor de La sociología en Colombia, La artesanía intelectual e Historia, sociología y política.
--- Rector innovador GERARDO MOLINA RAMIREZ nació en Gómez Plata (Antioquia) el 6 de agosto de 1906 y murió en Bogotá el 29 de marzo de 1991. Luego de estudiar en su tierra, comenzó carrera de abogado en la Universidad de Antioquia, de donde se retiró por no estar de acuerdo con la educación confesional que allí se ejercía; se graduó, en 1933, en Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Nacional en Bogotá. Fue elegido para el período 1933-1935 como representante, designación que repitió en 1939-1941 y 1962-1964. Entre 1935-1939 fue senador, curul que volvió a ocupar en 1982. Entre 1942 y 1943 fue personero de Bogotá. Entre 1944 y 1948 fue rector de la Universidad Nacional: en innovadora gestión, abrió nuevos institutos (filosofía, economía y psicología) que pronto se convirtieron en facultades y creó estudios de matemáticas y ciencias naturales; sentó bases para la profesión académica mediante la designación de profesores de tiempo completo, creó una revista y un centro editorial. En 1982 fue candidato a la Presidencia por el movimiento FIRMES, intento por consolidar una izquierda dentro de la democracia.
Debido a su participación en el 9 de abril del 48 tuvo que radicarse en Francia, donde vivió cinco años y donde contrajo matrimonio con Blanca Ochoa Sierra, su segunda esposa, con la que tuvo dos hijos, Juan Patricio y Carlos Gerardo, y escribió su primer libro Proceso y destino de la libertad (1955), con el que inició una larga investigación histórica-política de la que fueron fruto Las Ideas liberales en Colombia (3 tomos, 1970-1977), Breviario de ideas políticas (1981), Las ideas socialistas en Colombia (1987) y La formación del Estado en Colombia.